Construido expresamente para la fabricación de papel en el siglo XIII a orillas del río «Couze», el «Moulin de Larroque» pertenecía al Papa Clemente V arzobispo de Burdeos. En aquellos momentos una docena de molinos trabajaban fabricando papeles hechos a mano. Con la llegada de la revolución industrial, muchas fábricas dejaron de girar, incluyendo Moulin de Larroque.
En 1972, Georges Duchêne compró la propiedad, restaurándolo y poniéndolo de nuevo en producción. Fue el principio de su buena reputación internacional. Después de 40 años Moulin de Larroque sigue ofreciendo papeles para las técnicas artísticas, acuarela, grabado, repujado, pastel, caligrafía, y enmarcado hechos a mano.
En esta serie de fotos podemos ver el proceso de fabricación de una lámina de excepcional grosor en su pila holandesa, 1000 gr..
1 comentario:
En un mundo globalizado y automatizado estas actividades otorgan identidad y humanidad. He ahí algo valioso.
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